Hay muchas historias dando vueltas, a
veces son buenas, otras no tanto. En este caso, se funden dos historias reales,
para ser parte de un film que va más allá de las recetas de cocina, que unen a
ambas protagonistas. Debo reconocer que no sabía de la existencia de JuliaChild, como tampoco, la de Julie Powell, pero
una vez que nos sentamos a verla, no pudimos ser indiferentes a la
intrepretación magistral de Meryl Streep y la no menos buena, de Amy Adams,
bajo la dirección precisa de Norah Ephron y encantarnos con dos historias especiales.
Julia Child, ha sido una de las
mujeres más famosas en el ámbito de la cocina en Estados Unidos, escritora de
libros, entre algunos de ellos: “Mi vida en París” (debido a la carrera diplomática de Paul, su marido que los llevò por Francia) y “Mastering the art of french cooking” (donde presenta sus recetas). Su programa de t.v. “The french chef”, fue un
ícono en la década de lo 60, para el mundo de la cocina y aún más allá de ella,
en Estados Unidos. Posteriormente, ella seguiría con su fama a través de otros programas
del mismo tipo. Su influencia, la vemos hasta el día de hoy en canales especializados
de cocina y en programas de distinto tipo, que incluyen a chefs y sus recetas.
Por su parte Julie Powell, algunas décadas después, producto del vacío que le
genera una vida donde se siente estancada, se desafía a realizar cada una de
las 536 recetas del libro de cocina de Julia durante un año…lo que va
publicando en un blog… llamado el Proyecto Julie/Julia. Poco a poco, se van
generando expectativas, en la gente que comienza a leer el blog. El desafío no
estará exento de dificultades, pero el llegar a la meta traerá sorpresas que
responderán a parte de las incertidumbres en la vida de Julie. Es muy hábil la
forma como Ephron, va mezclando ambas historias, con sus similitudes y
diferencias, recreando dos ambientes, uno de post segunda guerra y otro de post
guerra fría. En esta historia podemos ver la perseverancia de dos mujeres, que
tienen en común, el amor por la buena comida.
A veces se nos presentan estas
incertidumbres en distintas etapas de nuestras vidas, donde nos preguntamos… ¿y ahora qué? ¿vale la
pena? ¿no será demasiado tarde para…? ¿habrá algún propósito en todo lo que me
ha tocado vivir? ¿habrá esperanza para mí?
Me maravillo de las
veces que leo o escucho noticias de hombres y mujeres que emprenden hazañas, de
niños y niñas, jóvenes y adultos mayores que realizan proezas grandes, según la
escala de cada uno, donde se enfrentan a gigantes, a los fantasmas del pasado
que muchas veces llevan por nombre fracaso o a los fantasmas venideros, que
muchas veces llevan por nombre…victoria. Em ambos casos, se produce un stress
que no siempre podemos manejar, que se expresa en un estado de ansiedad
paralizante, que más que atemorizarnos, nos aterroriza. Veía un documental de
unos niños de demoran 6 días para llegar a su escuela, cruzando ríos
congelados, con el consiguiente peligro para sus vidas, noticias de hombres y mujeres
que se reinventan después de accidentes o pérdidas familiares son pan de cada
día, jóvenes que vuelven a ponerse en pie y llevan una llama olímpica son
ejemplo, en fin, es una larga lista…
El apóstol Pablo perseguía llegar a
la meta puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de nuestra fe. En ese
caminar, estuvo derribado mas no destruido, convencido que Él que comenzó la
buena obra, sería fiel en completarla. Muchas veces no preguntamos a Dios que
quiere y nos lanzamos al agua, creyendo que vamos a llegar y luego pedimos
misericordia. Pues bien, Pablo iba rumbo a Roma, por la voluntad del Señor, pero
en el camino sobrevienen dificultades que lo llevan a Buenos Puertos (como lo señala
el texto de Hechos 27), en donde Pablo recomendó a quienes iban a cargo de la
nave esperar antes de volver a partir, pero no hicieron caso, perdiendo la
nave, pero salvando con vida finalmente, para luego de un tiempo, llegar al
centro del mundo en esos días, el destino final de Pablo en esta tierra.
Si nosotros no tenemos claro, el
fin último de nuestras vidas, que no justifica los medios para llegar a él, nos
podemos perder y enloquecer en un momento de gloria y poder. Nuestra vida por
tanto, puede estar llena de buenas recetas (o intenciones), pero eso no
significa que luego de prepararlas, el sabor, el olor y el aspecto sean gratos
ante Dios y ante los hombres, pues olvidamos a quien es Glorioso y Poderoso por
excelencia.
Julie admiraba a Julia y el
mejor homenaje era recrear cada una de sus recetas, tal vez Julia no lo
comprendiera, pero aún así, Julie no dejaría de admirarla. ¿Cuánto más Dios, que sí
conoce las motivaciones de cada corazón y que es Admirable, también por
excelencia se agradará de lo que hacemos por y para Él?
Una receta que no falla y que debe estar presente en toda mesa, dice: “No
améis al mundo ni las cosas que está en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de
la carne, los deseos de los ojos,y la vanagloria de la vida, no proviene del
Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la
voluntad de Dios permanece para siempre. “ Primera de Juan 1:15-17
Finalmente, si en esta película,
que nos habla de historia reales, donde Julie, la admiradora quería recrear cada receta, que las hace suyas en este desafío ¿cuánto más nosotros aún en medio de las
incertidumbres de una crisis, debemos declarar que, queremos vivir en las
recetas de Dios para nuestras vidas, compartiendo de ellas, a quienes no se han
deleitado en sus manjares y vivir por y para nuestro Creador, que no deja de maravillarnos ?
Que Dios les bendiga.
P.D. Para los que viven en Chile, los equivalentes en su tiempo, la Cocina de Laurita Amenábar y Cocinando con Mónica, luego vendría una larga serie de recetas de cocina en la tele...hasta el día de hoy...pues no está aún todo cocinado...
P.D. Para los que viven en Chile, los equivalentes en su tiempo, la Cocina de Laurita Amenábar y Cocinando con Mónica, luego vendría una larga serie de recetas de cocina en la tele...hasta el día de hoy...pues no está aún todo cocinado...
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