lunes, junio 11, 2012

Julie y Julia


          Hay muchas historias dando vueltas, a veces son buenas, otras no tanto. En este caso, se funden dos historias reales, para ser parte de un film que va más allá de las recetas de cocina, que unen a ambas protagonistas. Debo reconocer que no sabía de la existencia de JuliaChild, como tampoco, la de Julie Powell, pero una vez que nos sentamos a verla, no pudimos ser indiferentes a la intrepretación magistral de Meryl Streep y la no menos buena, de Amy Adams, bajo la dirección precisa de Norah Ephron y encantarnos con dos historias especiales.
          Julia Child, ha sido una de las mujeres más famosas en el ámbito de la cocina en Estados Unidos, escritora de libros, entre algunos de ellos: “Mi vida en París” (debido a la carrera diplomática de Paul, su marido que los llevò por Francia) y  “Mastering the art of french cooking” (donde presenta sus recetas). Su programa de t.v. “The french chef”, fue un ícono en la década de lo 60, para el mundo de la cocina y aún más allá de ella, en Estados Unidos. Posteriormente, ella seguiría con su fama a través de otros programas del mismo tipo. Su influencia, la vemos hasta el día de hoy en canales especializados de cocina y en programas de distinto tipo, que incluyen a chefs y sus recetas. Por su parte Julie Powell, algunas décadas después, producto del vacío que le genera una vida donde se siente estancada, se desafía a realizar cada una de las 536 recetas del libro de cocina de Julia durante un año…lo que va publicando en un blog… llamado el Proyecto Julie/Julia. Poco a poco, se van generando expectativas, en la gente que comienza a leer el blog. El desafío no estará exento de dificultades, pero el llegar a la meta traerá sorpresas que responderán a parte de las incertidumbres en la vida de Julie. Es muy hábil la forma como Ephron, va mezclando ambas historias, con sus similitudes y diferencias, recreando dos ambientes, uno de post segunda guerra y otro de post guerra fría. En esta historia podemos ver la perseverancia de dos mujeres, que tienen en común, el amor por la buena comida.
               A veces se nos presentan estas incertidumbres en distintas etapas de nuestras vidas,  donde nos preguntamos… ¿y ahora qué? ¿vale la pena? ¿no será demasiado tarde para…? ¿habrá algún propósito en todo lo que me ha tocado vivir? ¿habrá esperanza para mí?
             Me maravillo de las veces que leo o escucho noticias de hombres y mujeres que emprenden hazañas, de niños y niñas, jóvenes y adultos mayores que realizan proezas grandes, según la escala de cada uno, donde se enfrentan a gigantes, a los fantasmas del pasado que muchas veces llevan por nombre fracaso o a los fantasmas venideros, que muchas veces llevan por nombre…victoria. Em ambos casos, se produce un stress que no siempre podemos manejar, que se expresa en un estado de ansiedad paralizante, que más que atemorizarnos, nos aterroriza. Veía un documental de unos niños de demoran 6 días para llegar a su escuela, cruzando ríos congelados, con el consiguiente peligro para sus vidas, noticias de hombres y mujeres que se reinventan después de accidentes o pérdidas familiares son pan de cada día, jóvenes que vuelven a ponerse en pie y llevan una llama olímpica son ejemplo, en fin, es una larga lista…
          El apóstol Pablo perseguía llegar a la meta puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de nuestra fe. En ese caminar, estuvo derribado mas no destruido, convencido que Él que comenzó la buena obra, sería fiel en completarla. Muchas veces no preguntamos a Dios que quiere y nos lanzamos al agua, creyendo que vamos a llegar y luego pedimos misericordia. Pues bien, Pablo iba rumbo a Roma, por la voluntad del Señor, pero en el camino sobrevienen dificultades que lo llevan a Buenos Puertos (como lo señala el texto de Hechos 27), en donde Pablo recomendó a quienes iban a cargo de la nave esperar antes de volver a partir, pero no hicieron caso, perdiendo la nave, pero salvando con vida finalmente, para luego de un tiempo, llegar al centro del mundo en esos días, el destino final de Pablo en esta tierra.
              Si nosotros no tenemos claro, el fin último de nuestras vidas, que no justifica los medios para llegar a él, nos podemos perder y enloquecer en un momento de gloria y poder. Nuestra vida por tanto, puede estar llena de buenas recetas (o intenciones), pero eso no significa que luego de prepararlas, el sabor, el olor y el aspecto sean gratos ante Dios y ante los hombres, pues olvidamos a quien es Glorioso y Poderoso por excelencia.
               Julie admiraba a Julia y el mejor homenaje era recrear cada una de sus recetas, tal vez Julia no lo comprendiera, pero aún así, Julie no dejaría de admirarla. ¿Cuánto más Dios, que sí conoce las motivaciones de cada corazón y que es Admirable, también por excelencia se agradará de lo que hacemos por y para Él?
             Una receta que no falla y que debe estar presente en toda mesa, dice: “No améis al mundo ni las cosas que está en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos,y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. “ Primera de Juan 1:15-17
            Finalmente, si en esta película, que nos habla de historia reales, donde Julie, la admiradora quería recrear cada receta, que las hace suyas en este desafío ¿cuánto más nosotros aún en medio de las incertidumbres de una crisis, debemos declarar que, queremos vivir en las recetas de Dios para nuestras vidas, compartiendo de ellas, a quienes no se han deleitado en sus manjares y vivir por y para nuestro Creador, que no deja de maravillarnos ?

Que Dios les bendiga.


P.D. Para los que viven en Chile, los equivalentes en su tiempo, la Cocina de Laurita Amenábar y Cocinando con Mónica, luego vendría una larga serie de recetas de cocina en la tele...hasta el día de hoy...pues no está aún todo cocinado...

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