martes, agosto 17, 2010

Toy Story 3



En el libro de Proverbios encontramos la frase “ en todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempos de angustia”. Eso es lo que une a esta historia de juguetes, que son una familia dispuesta a ser siempre los amigos fieles de Andy, el niño que ha crecido. Tal vez, Woody, el juguete predilecto, pueda ir a la universidad, pero ¿qué pasara con el resto...irán a la basura, al armario o de regalo a otros niños? Esta película nos hace reír pero también enternecernos. No sé si ahora recuerdas tus tiempos de infancia, esos juguetes que te acompañaron durante ella. Yo tengo el recuerdo de mis autitos, los rompecabezas, las bicicletas, pero también de peluches, sobretodo de Pepina y Pantano, una pareja de muñecos, que cuando los ves hoy, tal vez, hasta asustan, por el paso de los años. Ellos están guardados en una caja en la casa de mi madre, en algún momento pensé en regalarlos, pero quien los querría o tendría el aprecio que les he tenido, botarlos, no creo que sea una alternativa...por ello, están ahí, para que cuando alguien los vea, se pregunte, que tan valiosos son, como para guardarlos. Hay tesoros que atesoramos acá, pero más valiosos, los que estamos atesorando en el cielo. Esos juguetes me recuerdan el tiempo en que vivía en un mundo en el que mi única obligación era amar a mis padres, hermanos, resto de la familia, amigos y estudiar. Piensa en la mirada de un niño cuando abre un regalo, imagina que ese regalo es la fe en Jesucristo, la que llevas a todos lados, juegas con ella todos los días, pero cuando “creces” la dejas de lado, porque ahora estás viviendo “la vida real”, que eso sólo servía de niños...la cruz no es un juego, Jescuristo no es un peluche que se desgasta en una caja, tal vez nosotros mismos, nos desgastamos sin Él. La frase que él mismo dice acerca de los niños, sobre dejarlos venir a Él, nos debiera recordar que quiere corazones puros, limpios, con gozo de ir a los brazos de su Padre. No sea que nos pase lo que a Lotso, (el oso de peluche), que después de una desilusión que lo ha marcado, no sólo no puede ni quiere salir de ella, sino que marca a otros con su dolor y rencor. Tal vez cuando crecemos, nos podemos desilusionar de muchas cosas...recuerdo que en algún tiempo de mi vida, una de mis canciones favoritas era “yo quería ser mayor, quería ser un hombre habilitado...y ya no quiero ser mayor...prefiero ser un niño enamorado”. Hay quienes viven el complejo de Peter Pan, en el país de nunca jamás...donde no quieren crecer, tal vez, por temor a sufrir, pero el sufrir, no sólo es privilegio de adultos, por ello, un buen juguete, será siempre una buena compañía, por más simple que sea...no importa aún si está viejo o funciona bien. En ese sentido, un amigo o amiga imaginaria o real, serán también una excelente compañía, pero la mejor de las compañías, estés con juguetes o no, con amigos o no, es la que nos puede brindar, Jesús.

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