jueves, julio 01, 2010

La Era del Hielo 3



Al ver La Era del Hielo 3, podemos comprobar una vez más, como está presente el concepto de familia. Una familia compuesta por dos mamuts (Manny y Ellie), esperando a una “mamucita o mamutita”...en realidad, no sé como se dice... un oso perezoso (Sid), dos zarigüellas (“hermanas de Ellie) y un tigre dientes de sable (Diego).Tal vez tu familia sea un poco así, con personajes que estaban solos pero que algo los unió, en este caso, las aventuras, como lo deja entrever Diego. Una aventura, significa embarcarse en algo que es desconocido, inesperado, nuevo, descubrir algo oculto, en algunos casos, prohibido. La aventura de la familia o el aventurarse como familia, es algo que se ha ido perdiendo; donde las apuestas son cada vez más riesgosas, si es que confías en ellas...pues las probabilidades de fracaso, son evidentes. No todo barco llega a buen puerto, tal vez ni toque puerto...y haya naufragio en el camino. Este film, nos muestra como sobrevivir cuando nos hundimos, nos separamos, cuando parece que todo está perdido, cuando seguimos luchando y comprendemos que es lo que nos une, y tal vez...como cristianos, quien es Él que nos une.

Hablo de los fracasos evidentes pero que son tomados casi como anécdotas, pues hoy por hoy, no deja de llamar la atención, que en nuestro país, por primera vez en la historia, haya más divorcios que matrimonios. Es claro, que al aventurarnos, corremos riesgos, pero el riesgo mayor de todos es...el de amar. No todos están o estamos dispuestos (as) a correr tal tipo de aventura. Dice la Biblia, que un amigo, es como un hermano en tiempos de angustia...tal vez, no queremos ser o hacer amigos, o menos considerar a alguien, como hermano...Algunos podrían decir que ser padres es una aventura, pues no hay un manual para ello... aunque eso no sea cierto y que más de alguien escribió alguno. El tema es, qué tan dispuestos estamos para asumir riesgos y que situaciones, no lo ameritan, o son motivo de abandono de nuestra “aventura”. A veces se llama “aventura” a una relación extramarital, o a algo pasajero, intenso, pero sin raíces. El desafío maravilloso de la aventura, en el buen sentido, es la esperanza de la meta, el sueño que se concreta, la luz que vuelve a brillar. La ardilla Scrat, ha perseguido la bellota durante tres películas y cuando parece que la va a obtener, se presenta una nueva situación. Las prioridades de vida comienzan a tambalear o a ser más sólidas, no sé cual es tu caso... Muchos fracasos, lo son en sí mismos, pero no son vistos así, porque quienes los padecen, se ponen el “parche antes de la herida” o finalmente, deciden de acuerdo a un pragmatismo, que a veces esconden detrás de la frase “hay que cortar por lo sano”para no decir que es el miedo a sufrir por amor.
Para variar, Sid, se mete en problemas al querer formar su propia familia, con unos huevos de dinosaurio. El resto de la familia de amigos, recobra el sentido familiar y sale en busca de él. Es ahí, cuando conocen a Buck, la comadreja, quien vive en un mundo de aventuras, y es como el héroe de cualquier film, una mezcla de Rambo con Indiana Jones y otros personajes. Alguien que ama la aventura. Yo me pregunto, ¿qué amamos más nosotros?¿El amor a la aventura ...o la aventura de amar?

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. “
Mateo 22:37-39



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