jueves, octubre 25, 2012

El último castillo






       La idea del castillo, generalmente la asociamos a una fortaleza, a un lugar inexpugnable, al cual es prácticamente imposible de acceder, pues está ubicado en un lugar de terrenos difíciles para llegar, muchas veces escarpados, que cuenta con grandes muros, que tienen guardias bien armados y atentos en sus cuatro costados. Puede ser que recuerdes también la idea de un dragón que vuela alrededor o que sale a defender a su amo o la de un río alrededor del recinto amurallado, con criaturas ansiosas de comerte…generalmente, cocodrilos, donde los puentes levadizos son difíciles de abrir, sino estás dentro…y eres más de uno para hacerlo…o si quienes están adentro lo abren para ti al reconocerte como el señor, “dueño de casa” o amo del palacio, pues en estos lugares es donde vive el rey o alguien que pertenece a la nobleza…aunque en muchas oportunidades, el trono se ha usurpado…y por eso se quiere restablecer el dominio a quien corresponde…en fin, pero para tener una fortaleza, hay que tener una bandera, un símbolo que defender y/o capturar, que te haga reconocible como amigo o enemigo de ella.

               Este film protagonizado por Robert Redford (El General Eugene  Irwin) con James Gandolfini (el Coronel Winter) como antagonista,  trata de esta prisión conocida como “el castillo”, donde  por  un lado, se ha de demostrar en palabras y hechos, que realmente es imposible de abatir, y por el otro lado, que no basta sólo con salir de él o sobrevivir en él,  sino que hacerlo con dignidad. Viene a mi mente, la famosa cárcel de la isla de Alcatraz y otras cárceles famosas en el mundo. El “último castillo” tal vez  ha encontrado un adversario que le puede hacer pugna, que le puede vencer.
              Martín Lutero, escribió un himno llamado: Castillo Fuerte, basado en textos bíblicos que hablan que estar en la presencia de Dios, es reconocer que se está en el lugar más seguro y ante la Persona que nos ampara y protege como nadie más lo puede hacer.
              El himno dice: Castillo fuerte (Ein Feste Burg) es nuestro Dios, defensa y buen escudo…con su poder nos librará de todo trance agudo…Fue escrito durante su estadía en el Castillo de Wartburg, donde trabajaba en la traducción de la Biblia al alemán.
             En el libro de los Salmos, encontramos varias citas que hablan sobre Dios como la fortaleza misma, algunos de sus ejemplos:

1AMARTE he, oh Jehová, fortaleza mía. 2  Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fuerte mío, en él confiaré; Escudo mío, y el cuerno de mi salud, mi refugio. 3  Invocaré á Jehová, digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos. Salmo 18:1-3

A TI clamaré, oh Jehová, Fortaleza mía: no te desentiendas de mí; Porque no sea yo, dejándome tú, Semejante á los que descienden al sepulcro. Salmo 28:1
                                                                                                                            

 DIOS es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Salmo 46:1


     La peor cárcel donde puede caer un hombre, es la del orgullo, la de ufanarse de su historia, de sus recuerdos o de los recuerdos de otros (ej: una colección…no es malo coleccionar cosas, pero se transforma en un problema, cuando vivo en función de ellas y dejo de lado lo prioritario o importante). La peor cárcel es aquella donde cometo una y otra vez el mismo error y no reconozco mis equivocaciones. La peor cárcel es donde mi liderazgo es puesto a por fuerza, no por sabiduría, por lealtades compradas más que ganadas, en este caso, en el campo de batalla. La peor cárcel es aquella donde pienso que siempre he de ganar y no se me pasa por la mente, la posibilidad de empatar (hacer tablas) y no existe el perder o renunciar. La peor de las cárceles es aquella donde me equivoco de juego, pues cada juego tiene sus reglas…la peor cárcel es donde desconozco las fortalezas del enemigo y conozco poco mis propias debilidades…en fin, podría seguir…

        Pensaba que este film habla un poco de eso, como en medio de un desorden donde pareciera todo ordenado, en un lugar donde pareciera que hay “varios ejércitos”, aparece alguien que los une y los enfoca a luchar en pos de una bandera como objetivo final a conquistar…pero la pregunta es: ¿cómo se conquista una bandera, como se toma la fortaleza? Y surge una nueva incógnita…¿a cuál bandera servimos? y un “bonus track” ¿cómo nos conquista la bandera a nosotros?

        Los personajes secundarios comienzan a observar y participar de la situación, en la medida que sus propios talentos y habilidades son tomados en cuenta y usados en el momento oportuno. El que es despreciado porque se piensa que es menos inteligente (Clifton Collins Jr. con su personaje del cabo Ramón Aguilar) muestra que es un experto en construir muros, aquel que ha deshonrado el uniforme y tradición de su ejército y que no debía haberlo usado nunca (Mark Ruffalo como el capitán Yates) y otros. 

         La guerra o el enemigo es el abuso de poder, en un mundo donde muchas cosas se resuelven por la fuerza, no basta sólo con ella, no será fácil quebrar el ánimo del oponente con las humillaciones. Como dice al comienzo de la película, la situación de los castillos no ha cambiado, siguen teniendo las mismas condiciones de antaño.

         El problema es que muchas veces construimos un castillo o muro alrededor nuestro, sin saber que lo estamos haciendo y menos el sentido que tiene. En mi caso personal, hace muchos años escribí una canción que decía en una parte de su letra: en mi pieza o habitación que ha sido, siempre mi refugio, hoy me siento prisionero….

      Luchar contra Dios es un absurdo, pretender tomar Su Castillo, una locura, querer ser el nuevo rey es peligroso…Ahora, si el Dios de los ejércitos viene a nosotros, tal vez sea prudente, presentar la única bandera que nos hace ganar…la blanca, la de la rendición total e incondicional, para que se cumpla lo del salmista, lo de Lutero, lo de muchas y muchos otros a lo largo de la historia, lo que he vivido en mi propia vida y contra lo que lucho cada día, el no volver a ser prisionero de mí mismo o de otros, sino prisionero del amor de nuestro Creador, quien nos hace libres en Cristo Jesús. Recuerda, Dios se fortalece en nuestras debilidades, así lo señala la Palabra en: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” 2 Corintios 12:9.

Como final o comienzo…un precioso himno conocido como, Salvador a ti me rindo, nos dice en su primera estrofa y coro…
Salvador a ti me rindo, Y obedezco solo a ti Mi guiador, mi fortaleza, Todo encuentra mi alma en ti

Coro:
Yo me rindo a ti, Yo me rindo a ti, Mis flaquezas y pecados, Todo traigo a ti.

Dios les bendiga.

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