lunes, noviembre 30, 2009

La ciudad de los niños perdidos






A veces pareciera que algunos directores deambulan por un valle de sueños o pesadillas, donde nada es lo que parece y en donde a partir de algo que parece un diálogo, no tienes la certeza si habrá respuestas y eso hace interesante e inquietante un film, saber si habrá respuestas al final o sólo nuevas inquietudes sin contestar. Así es, la ciudad de los niños perdidos, intensa pero a la vez contenida, contrastante dentro de un mundo donde predominan verdes y rojos, quizá una ciudad con tendencia al óxido, en una zona costera, llena de niebla. Aún así, es un film aplastantemente esperanzador, donde los seres humanos juegan una vez más a ser Dios y donde se levantan ideas sectarias de una “nueva visión” que invita al apocalipsis. Si escribo enredado...es porque la película es así, compleja como la mente de un adulto, sencilla como la mente de un niño.

No poder soñar es algo que debe desgastar, unos lo hacen incluso despiertos, así que es complejo el tema de no encontrar sueños en los sueños y menos en la realidad. Un sueño es una esperanza de algo cierto o simplemente de una fantasía, por la cual quiero vivir...o morir....o simplemente conformarme, asimilarme o usarla como anestésico o adomecedor momentáneo de mi realidad. Este es un film de fenómenos de circo, donde todo en este circo, diseminado por la ciudad, es extravagante, demencial y terminal, salvo honrosas excepciones.

Se nos presenta una galería de personajes, el mejor casting para un sueño o pesadilla...donde están los niños que desaparecen y el coleccionista de desechos, que camina por el fondo del mar, recolectando la propia historia que ha querido olvidar y que a medida que la recuerda, le repele más, pero de la cual, al fin y al cabo, no le es posible impedir, aunque lo quisiera, ser parte de su propia historia.... One y Demre son dos hermanos, uno grande y dueño de una fuerza extraordinaria y el otro pequeño...dueño de un apetito voraz. Está también, la pandilla de niños ladrones, que son dirigidos por unas perversas siamesas. El domador de pulgas asesinas, los integrantes de la secta, que no soportan los ruidos fuertes y que se hacen ciegos para ver... el asesino, en donde, todos ellos son parte de un puerto donde no me gustaría recalar, pero que a veces se asemeja a la vida, y los puertos donde anclamos o encallamos... En alta mar, está el cerebro que habla y que es el tío de los clones, Krank el científico loco que no sueña, los clones que creen ser el original cada uno y la malévola enana que es como una madre especial, todos ellos, son parte de la torre que parece un yacimiento petrolero, rodeado de minas.

Una atmósfera onírica, cubre o tiñe todo, desde los colores, encuadres, textos, sonidos, creando un ambiente único y que recuerda tintes “bartonianos”, “ almodovarianos”, “buñuelistas”, y con algo de un realismo mágico pero nacido en un ambiente latino francés, no de Latinoamérica, propiamente tal. Por ello, aunque la película no es nueva (1995), no es fácil de comprender (aún así, se hicieron hasta videojuegos de ella), es interesante de apreciar y de armar la historia que se nos relata y disfrutar de un film que nos sorprende en cada escena, aún en los silencios. Tal vez, por un momento, se pervierte el texto que se comparte a continuación:


Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.

1 Corintios 14:20


...pero de una forma u otra, en otro momento, se recupera el sentido del prójimo, de la familia, de los lazos afectivos y efectivos, la confianza, amor y amistad, el compartir un nuevo comienzo, una nueva realidad, la de los niños que ya han sido encontrados, la verdad de los que ya no están perdidos...las preguntas son para ti y para mí ¿en qué ciudad vives? ¿eres un niño como el descrito en la ciudad de Corinto...? (otro puerto, lleno de influencias internas y externas, donde lo tenían todo para ser la “mejor” de las iglesias, pero en donde abundaba el pecado). Disfruta de la Ciudad de los niños perdidos y reflexiona acerca del “óxido” de tu ciudad, de la contaminación de sus aguas, de la falta de sueños, de las vigilias desesperantes del cansancio, de la pesadilla constante que agota el corazón, de la esperanza en Jesucristo, como el único y real, que rompe las cadenas y brinda verdadera libertad.

Otras películas para apreciar el talento en conjunto o por separado de Jean Pierre Jeunet y Marc Caro, son: Delicatessen, Amelie, largo domingo de noviazgo y porque no...Alien, la resurrección...

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