sábado, octubre 08, 2005

Big Fish (El Gran Pez)

"si los peces grandes se guardan en una pecera pequeña se quedarán pequeños. Con más espacio, el pez puede doblar, triplicar o cuadriplicar el tamaño".

Hace tiempo que quería comentar esta película y ahora me estoy dando un gusto personal. He seguido la trayectoria de su director
Tim Burton y generalmente siempre engancho con ese mundo que se va creando en sus films, con super héroes, antihéroes, fantasías de sueños o pesadillas, anhelos y frustraciones, etc. La vida de cada uno de nosotros tiene altos y bajos, tiempos de tranquilidad y otros de mucho movimiento, tiempos de aventuras y desventuras, en fin, la vida es así, al menos la mía ha sido así, toda mi vida, no logro aburrirme de vivirla, porque siempre hay algo nuevo. Sin embargo, recuerdo que uno de mis proyectos inconclusos, que tiene que ver con un musical, uno de los personajes, que espero conozcan algún día, dice: “tengo miedo que algún día, la rutina me llegue a emocionar”, pero como ya dije, eso es lo que piensa el personaje…no yo…

Tengo una lista de películas que he visto una y otra vez, entre ellas, se encuentra, una de similares características a ésta, llamada “Las aventuras del Barón de Münchausen”, que toma su nombre de una serie de relatos, recopilados sobre las increíbles historias de guerra que contaba
Karl Friedrich Hyeronimus (el verdadero barón). Si tienen la oportunidad de verla, háganlo, porque aparte de encontrar una serie de artistas de renombre, será el encuentro con una historia de sueños que luchan por convertirse en realidad, la dirige Terry Gilliam. (Quien fuera parte del famoso grupo de los Monty Pithon, un grupo genial de humoristas a veces demasiado irreverentes… que entre otras cosas tienen tienen algo que ver con el concepto que conocemos como spam.)

Esta historia es la historia de un hombre que cuenta historias llamado Edward Bloom. Sus historias destacan por lo magníficas, elocuentes, insólitas, graciosas, e increíbles que resultan para todos, menos para su hijo, que ya ha crecido y que conversa con su padre moribundo, sobre como creció creyendo cada historia que le contaba, pero que ahora, cuando el mismo va a ser padre, no quiere él mismo ser un contador de historias que en el futuro no se puedan sostener por sí mismas y lleguen a avergonzar a su hijo, como le está ocurriendo a él.

Es interesante ver la galería de personajes/persona, que deambulan en esta historia, como cada elemento visual, sonoro y de diálogo, va jugando un juego en donde a cada momento anhelamos saber que continúa y donde por momentos quisiéramos estar en los “zapatos” del protagonista, pero en otros nos esforzamos en estar en los “zapatos” del hijo.

Aunque no quiero caer en lugares comunes, seguramente habrán escuchado decir o lo vivieron, que nuestro padre y/o madre, suelen ser nuestros héroes cuando somos pequeños, que creemos todo aquello que nos cuentan y confiamos en sus sabias decisiones y quisiéramos imitarles en todo. Esta película nos muestra a un padre que parece vivir en el surrealismo, en un estado onírico, que no diferencia entre el mito y la realidad. La tarea de descubrir el mundo en que vivimos y como enfrentarlo, es la de todos, la tuya, la mía, la de Will como hijo y la del propio Edward al enfrentarse a la muerte.

"¿Crees que este pueblo es demasiado pequeño para ti? Bueno, es demasiado pequeño para un hombre de mi ambición. Amo cada metro cuadrado de él. Pero puedo sentir cómo sus límites se ciernen sobre mí. La vida de un hombre sólo puede crecer hasta cierto punto en un lugar como este". ( Diálogo entre Edward y el Gigante)


Debo decir que he aprendido mucho de mis padres, agradezco su amor, la educación que me dieron, su preocupación, su apoyo y sus retos…, por querer brindar lo mejor para sus hijos. Quizá dejaron de ser héroes en el sentido clásico, pero hoy, no son tampoco villanos, sino que sólo mis padres, a quienes quiero mucho, con sus virtudes y defectos, porque aprendí de verdades y cuentos, “de pequeños momentos de alegría, que equilibran los grandes momentos de dolor”, del esfuerzo por salir adelante, de muchas cartas, de viejas y nuevas oportunidades, de anhelos y frustraciones, en fin, de la vida. Doy gracias a Dios porque puedo compartir con ellos, porque creo que los grandes sueños pueden llegar a ser una gran realidad, porque los ojos de la Fe, no son ciegos, sino que alcanzan a ver lo que nuestros propios ojos no ven. Mi sueño y oración es que ellos vean lo que he visto, veo y veré, porque esa Realidad no acabará nunca.

“Es pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”
Hebreos 11:1



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